Consciente de que el llamado de Dios es gratuito y de que depende de su libérrima voluntad, no señala 'a priori' cuál sea el tiempo en que se despierta. Existen vocaciones adultas, tardías, pero también tempranas. 'Como demuestra una larga experiencia, la vocación sacerdotal tiene con frecuencia, un primer momento de manifestación en los años de la preadolescencia o en los primerísimos años de la juventud'. 'Esta vocación se manifiesta en diversos períodos de la vida del hombre y con diversa motivación; se manifiesta en la juventud, en la edad madura y en los niños, entre los cuales no es raro que se dé a modo de un cierto 'germen', unido a una peculiar piedad, a un ardiente amor a Dios y al prójimo y a una inclinación al apostolado']. El Papa Juan Pablo II afirma que el 'sígueme' de Cristo 'se hace sentir la mayoría de las veces ya en la época de la juventud, y, a veces, se advierte incluso en la niñez'[.
3. Precisamente los Seminarios Menores han sido 'erigidos para cultivar los gérmenes de vocación'. 'El fin propio del Seminario Menor es ayudar a los adolescentes que parecen poseer gérmenes de vocación a que la disciernan más fácilmente y puedan responder a ella'.
4. Vemos que se trata de 'gérmenes de vocación'. El germen, el brote en una planta, todavía no está del todo definido, está despertando, es débil y sujeto a muchos avatares que le pueden impedir el crecimiento. Sucede algo análogo con la vocación en los más pequeños. El Seminario Menor ayudará a definirla, a precisarla, pero sobretodo a protegerla y ofrecerle un ambiente propicio para que se desarrolle.
5. En ocasiones ha habido cierta resistencia para aceptar la misión del Seminario Menor. Puntualicemos algunas objeciones más frecuentes:
- 'No es natural separar a un niño de su familia'. Es verdad, no es natural: es sobrenatural. Sólo en la fe se puede 'entender' el misterio del llamado de Dios. Pero no quiere decir que sea 'anti-natural'. Esto por dos motivos: 1º porque el Seminario Menor no corta los lazos con la familia, al contrario, los robustece, los promueve, los ordena. De hecho los seminaristas visitan periódicamente sus familias y, éstas, a su vez, saben que tienen en el Menor su propia casa. 2º porque no se le hace al niño un vacío afectivo como se pretende, ya que el Menor debe desenvolverse en un afectuoso y alegre clima de familia: el seminarista aprende a amar a sus compañeros como verdaderos hermanos y a sus superiores como verdaderos padres.
6. - 'El Seminario Menor termina presionando al niño a abrazar la vida consagrada'. Nada más alejado de la realidad. La entrada al Menor no implica para el niño una decisión definitiva. Él cursa sus estudios secundarios en la mayor libertad. Si después de un tiempo -o tal vez al término-, descubre no tener vocación, no habrá perdido nada; al contrario, habrá logrado una formación intelectual y espiritual que muy difícilmente podría haber alcanzado en otro ambiente.
El joven, lejos de ser 'embretado' en la vocación religiosa, adquiere una libertad que no tendría en el mundo. Puede ver con mayor objetividad las cosas y discernir por motivos sobrenaturales su vocación. El Seminario Menor posibilita que 'al concluir sus estudios..., el candidato 'teniendo conciencia clara del llamamiento divino, haya alcanzado una tal madurez espiritual y humana que le permita tomar la decisión de responder a dicho llamamiento con la responsabilidad y la libertad suficientes'].
7. - '¿Qué sabe de la vida a esa edad?' Lo primario en el discernimiento de la vocación es escuchar la voz de Dios. Y para esto no se requiere haber experimentado todo. Son legión los hombres y mujeres que han vivido y experimentado 'todo' y sin embargo se les escurren los años de la vida sin que hayan encontrado el Norte; buscaron por todas partes, menos en Dios. El resultado es el fracaso. San Juan Evangelista, modelo de nuestros seminaristas menores, no lo experimentó 'todo', pero respondió generosamente y prontamente al Señor que también lo llamaba desde temprana edad y por eso mereció el nombre de 'el discípulo amado'; tal apelativo dice Santo Tomás 'nos da a entender cómo ama Dios de modo especial a aquellos que se entregan a su servicio desde la primera juventud'].
8. ¿Qué es el Seminario Menor? Comencemos negativamente: ¿qué no es?
No es un Seminario Mayor. Esto es evidente: el joven o el niño todavía no tiene la capacidad de discernimiento propia de un seminarista mayor. Por este motivo no se requiere en él un discernimiento definitivo de la vocación. Por tanto no puede haber tanta exigencia ni una vida tan marcadamente sacerdotal y religiosa.
9. Pero tampoco es un simple internado, en el cual se busca solamente la formación cristiana de los jóvenes.
10. En el Menor existe una orientación sacerdotal, que lejos de presionar al seminarista le va mostrando la belleza y la grandeza de la vida consagrada. 'Consérvense donde existen y foméntense los seminarios menores y otras instituciones semejantes, en los que, con el fin de promover vocaciones, se dé una peculiar formación religiosa, junto con la enseñanza humanística y científica; e incluso es conveniente que el Obispo diocesano, donde lo considere oportuno, provea a la erección de un Seminario Menor o de una institución semejante'.
11. Será propio del Menor el ambiente cálido de familia que se tendrá que vivir. Otra característica de esta Casa será la alegría juvenil. Y todo esto en una relación de gran confianza con los superiores, claves para el recto discernimiento vocacional: '(el discernimiento) requiere que existan realmente en el Seminario Menor una confianza familiar con los superiores y una amistad fraternal entre los alumnos, de manera que formando todos una familia, puedan con más facilidad desarrollar conveniente y adecuadamente su propia naturaleza, de acuerdo con las disposiciones de la divina Providencia'.
12. Por ser Seminario Menor del Instituto del Verbo Encarnado deberá tener algunas notas distintivas:
- la espiritualidad se centrará en el misterio del Verbo Encarnado,
- el fin específico del Instituto de inculturar el Evangelio se buscará especialmente en el estilo de formación espiritual, intelectual y cultural de los seminaristas,
- el ímpetu misionero, en labores apostólicas concretas, en la intención misionera que se pondrá en el estudio, en la oración y ofrecimiento de obras por las misiones,
- en la importancia dada a la vida comunitaria y la caridad fraterna.
[1] PDV, 63.
[2] RF, 7.
[3] Juan Pablo II, Carta Apostólica Parati semper a los Jóvenes y a las Jóvenes del mundo con ocasión del Año Internacional de la Juventud, (31/03/1985), 8.
[4] OT, 3.
[5] RF, 11.
[6] RC, 4.
[7] Const. [571].
[8] In Iohannem Evangelium Expositio, c. 21, lect. V, 2
[9] CIC, c. 234, § 1.
[10] RF, 13.